Campaña Movilizándonos: La apuesta de organización por una ley de protección integral en Chile

Abstract

Al igual que muchos otros países de la región, Chile firmó y ratificó la Convención de los derechos de la niñez hace ya 24 años, en 1990. Pero a diferencia de la experiencia de otros países, Chile ha sido vergonzosamente lento en la aplicación de la Convención en su aparato jurídico y administrativo. Es decir, que Chile aún no cuenta con una legislación que promueva y garantice los principios fundamentales comprometidos en la Convención. Solo para darles un ejemplo, Chile cuenta aún en rigor con una ley denominada “Ley de Menores” cuya última modificación se realizó el año 1967, manteniéndose una mirada tutelar de la niñez y no una de garantía de derechos que los visualice como los sujetos sociales y de derecho que son parte fundamental del cambio de paradigma en la CDN. Es más, la situación se vuelve compleja, en la medida que se han creado legislaciones que integran esta mirada de derechos humanos, como es el caso de la ley de responsabilidad penal adolescente, -que también tiene sus vicios-, es decir no existe un corpus integral legislativo con un sistema administrativo a la base que de coherencia a la intención del nuevo trato a la niñez manifestado por Chile en la ratificación de la CDN. Este lamentable escenario hizo que el año 2008, una serie de organizaciones de la sociedad civil se agruparan bajo la figura de la “Campaña Movilizándonos por una cultura integral de derechos”, cuyo objetivo era instalar en la agenda publica e incidir para que el estado de Chile promoviera y promulgara una ley de protección integral de derechos. Esta “campaña” tras 6 años de trabajo, ha pasado a convertirse en un gran Movimiento de organizaciones de la sociedad civil con más de 400 organizaciones a lo largo del país, con participación activa de las comunidades en donde estas organizaciones realizan su trabajo cotidiano. El desarrollo de una campaña a nivel nacional es todo un desafío en nuestro país, pues sufrimos de una terrible centralización que hace que la capital sea la principal y a veces única actriz de estos procesos de cambio social, olvidando la diversidad de realidades en las infancias, discursos, propuestas e iniciativas que se generan a lo largo del país.