Dolor y reconciliación, experiencias de niños y niñas, cuyas familias han experimentado el conflicto armado y la violencia urbana.
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Abstract
Planteé mis despligues tesiturales en términos de una travesía por el mar, para dar cuenta de las experiencias de dolor y reconciliación de los niños-as y sus familias, en las siguientes cartas náuticas: Cuerpo social y Cuerpo propio, núcleos centrales a partir de los cuales se expresa la subjetividad política de los niños(as) y sus familias, allí donde se encarna el dolor en lo íntimo
y en lo público. La violencia urbana y el conflicto armado en Colombia como el marco general donde se produce dolor y daño en el propio cuerpo y en el cuerpo social (territorio), éste ante el cual los niños(as) emergen como agentes creativos para desplegar prácticas sociales de reconciliación. Los dolores y los daños se materializan en el territorio y en el cuerpo: heridas, cicatrices, muertes, duelo, memoria, etc., expresiones del dolor que los desborda. Dolor entendido como experiencia corpórea, que transita de forma circular entre el cuerpo del yo y el cuerpo social que tiene su correlato en la política. El dolor puede ser una experiencia
movilizadora para la acción o, por el contrario, una experiencia que aparta al sujeto del mundo y lo retira del entre-nos que es la política. La presencia en el mundo y la presencia del mundo en cada sujeto es lo que permite ser-en-el-mundo (Heidegger, 1927) ser-con-los-otros con quienes se comparte un espacio-tiempo político común. (Arendt, 1993). El dolor se sufre con y en el cuerpo y se construye en un horizonte espaciotemporal, en los sentidos y prácticas sociales desde las cuales se configura el mundo íntimo y privado, y en las posibilidades de la experiencia política. Esta interconexión entre lo íntimo, lo privado y lo público, establece la base la metáfora del cuerpo social: un cuerpo constituido no por la suma de cuerpos, sino por los diferentes atributos del yo-cuerpo en conjunción de sus necesidades, deseos y aspiraciones.
Es en la interacción entre el cuerpo propio y el cuerpo social donde se dan los sentidos de reconciliación (esquemas de percepción) y las prácticas sociales de reconciliación (disposiciones, rutinas de acción), donde los niños-as emergen como sujetos políticos activos que demanda un espacio donde poder ser y actuar en el mundo.